Es una tarde de otoño, 22 de noviembre, comienza a refrescar, el día ha sido soleado y el calor se escapa con la luz del sol y en algún lugar de un pueblo de la Ribera de Navarra, una perra se da cuenta de que ese mismo día traerá al mundo a sus cachorros. Comienza a buscar un lugar abrigado del frio en un corral, donde las corrientes de aire no molesten a sus cachorros y el calor no se disipe en cuanto ella falta unos minutos.
Al final, entre unos viejos sacos da a luz a 6 pequeñines, blancos y negros, como es ella y como es el padre. Los pequeñines nada más nacer, comienzan a emitir pequeños sollozos, como sabiendo el futuro que les espera. Pero en ese momento están todos juntos y sienten el calor de una madre que los alimenta y los cuida, quizás su futuro no sea tan negro.
Esa noche, el calor de una madre y el contacto de unos hermanos es lo que vale.
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